Sentimiento, tradición y artesanía

Nicolás era un carpintero que tenía en Fortanete su almacén de madera al que llamaba El Casal. Cuando enfermó, le pidió a su sobrino Paco que arreglara el tejado ya que una viga se había tronzado.

Lamentablemente, Nicolás nunca llegó a ver la viga bien colocada porque antes de que su sobrino pudiera arreglarla dejó en silencio aquel casal en el que había almacenado durante tanto tiempo montones y montones de madera.

Su sobrino Paco, que seguía los pasos de Nicolás y se esforzaba por sacar adelante el oficio familiar, apenado por la ausencia de su tío, dejó aquella viga tal cual estaba y decidió dar vida a toda la madera almacenada.

En ese momento nacía El Casal de Nicolás.

Hicieron falta piedras de tres canteras diferentes, forja, herrajes hechos a medida con moldes de hace más de 500 años o azulejos pintados a mano con emblemas y escudos de Teruel y Fortanete.

Se recuperaron elementos históricos tales como escudos de hierro, mapas, cuadros eléctricos, bisagras de algunos de los antiguos portones del Ayuntamiento o llaves que todavía no se sabe qué es lo que abren.

Y, por supuesto, todas aquellas maderas que dejó almacenadas Nicolás se convirtieron en mesas, sillas, arcones, cadieras o armarios que hoy visten todos los rincones.

En definitiva, una labor inmejorable gracias al esfuerzo y sentimiento de Paco y Pili, que hicieron que la reforma del edificio, a pesar de durar tres largos y agotadores años, mereciera la pena para ellos y para aquellos que hoy lo disfrutan.

El Casal de Nicolás abría sus puertas en 2007 convertido en seis apartamentos turísticos muy confortables a los que no les falta detalle y personalidad.

Hoy la viga tronzada sigue tal cual la dejó el tío Nicolás.